Me
encontraba parado en el balcón, mirando las luces multicolores de la
gran cuidad de Seúl. Era una noche fría, o al menos yo lo sentía de esa
manera, mi pecho se oprimía y mis ojos brillaban por las insipientes
lágrimas que comenzaban a acumularse en mis ojos. Esta era una noche
triste para mí, la noche en el que más recordaba a mi padre.
-¿Por qué tan solo? – Pregunto alguien detrás de mí.
-H-hyung! –Sobresalte por el susto para voltear y ver que se trataba de nuestro líder.
-Lo siento, no quise asustarte –Sonrío dejándo ver ese hoyuelo en su mejilla mientras caminaba hacia el muro junto a mí- ¿pensando?
-S-si… –respondí, limpiando una lágrima traicionera sin que él lo notase.
-¿Lo… extrañas…? –me preguntó mientras miraba el cielo nocturno, donde la luna parecía sonreírle al mundo.
Posé mi vista en unas palomas que picoteaban el piso en la calle, siete pisos bajo nuestro. -Si… –respondí bajo- mucho… -agregué-
-¿Ya lo saludaste por su día? Ya son las 12 –Dirigió su mirada hacia mí.
-¿Ya? –pregunté despacio e inevitablemente otra lagrima resbaló por mi rostro.
Él asintió.
-¿Lo saludamos juntos? – Propuso mientras sonreía dulcemente
-Yo… –Inconscientemente mis manos se cerraron en puños sobre el muro del balcón.
-Vamos –me animó pasando el brazo izquierdo por mis hombros, para luego comenzar a cantar la canción del Feliz cumpleaños- saeng-il chugha-hamnida~ saeng-il chugha-hamnida~
-S-sarang… ha –intenté seguir sin obtener resultados. Lo único que conseguí hacer fue girarme para abrazar al mayor fuertemente, cerrando mis ojos con fuerza intentando no llorar.
-Tranquilo… todo está bien –susurró el mayor en mi oído, mientras acariciaba mis cabellos- si lo que quieres es llorar, hazlo…
Fue entonces que comencé a llorar irremediablemente, lo extrañaba demasiado y aun no me acostumbraba a la idea de ya no verlo más.
-Yo estoy aquí y no te dejaré solo - continuó hablando Leeteuk.
Por un momento olvidé que estaba en brazos de Hyung, sintiéndome como en los brazos de mi padre. Entonces la noche dejó de ser fría, y la luna pareció sonreír sólo y únicamente a mí.
Fin~
-¿Por qué tan solo? – Pregunto alguien detrás de mí.
-H-hyung! –Sobresalte por el susto para voltear y ver que se trataba de nuestro líder.
-Lo siento, no quise asustarte –Sonrío dejándo ver ese hoyuelo en su mejilla mientras caminaba hacia el muro junto a mí- ¿pensando?
-S-si… –respondí, limpiando una lágrima traicionera sin que él lo notase.
-¿Lo… extrañas…? –me preguntó mientras miraba el cielo nocturno, donde la luna parecía sonreírle al mundo.
Posé mi vista en unas palomas que picoteaban el piso en la calle, siete pisos bajo nuestro. -Si… –respondí bajo- mucho… -agregué-
-¿Ya lo saludaste por su día? Ya son las 12 –Dirigió su mirada hacia mí.
-¿Ya? –pregunté despacio e inevitablemente otra lagrima resbaló por mi rostro.
Él asintió.
-¿Lo saludamos juntos? – Propuso mientras sonreía dulcemente
-Yo… –Inconscientemente mis manos se cerraron en puños sobre el muro del balcón.
-Vamos –me animó pasando el brazo izquierdo por mis hombros, para luego comenzar a cantar la canción del Feliz cumpleaños- saeng-il chugha-hamnida~ saeng-il chugha-hamnida~
-S-sarang… ha –intenté seguir sin obtener resultados. Lo único que conseguí hacer fue girarme para abrazar al mayor fuertemente, cerrando mis ojos con fuerza intentando no llorar.
-Tranquilo… todo está bien –susurró el mayor en mi oído, mientras acariciaba mis cabellos- si lo que quieres es llorar, hazlo…
Fue entonces que comencé a llorar irremediablemente, lo extrañaba demasiado y aun no me acostumbraba a la idea de ya no verlo más.
-Yo estoy aquí y no te dejaré solo - continuó hablando Leeteuk.
Por un momento olvidé que estaba en brazos de Hyung, sintiéndome como en los brazos de mi padre. Entonces la noche dejó de ser fría, y la luna pareció sonreír sólo y únicamente a mí.
Fin~
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