lunes, 18 de febrero de 2013

Arma

Todos decían que era un robot, que no pensaba por mí misma, que mi mundo giraba al rededor de él. Todos decían eso y yo me negaba a creerlo.

Ahora las cosas son tan distintas, todas esas personas que me querían ya no están, hace mucho que no sé de ellas. Hoy me veo en el espejo, parezco otra persona, soy... otra persona. Soy lo que él quiso que sea, ellos tenían razón, pero me di cuenta tarde.

Una sonrisa que no es mía aparece al lado de mi reflejo, es él. Me abraza por detrás y apoya su mentón en mi hombro; me susurra: 'Es hora'. Sonrío con falsedad, como vengo haciendo por mucho tiempo, ya ni sé cuánto.

Toma mi mano con suavidad, es dulce, siempre lo fue... ¿Cómo no darme cuenta antes de sus verdaderas intenciones si era el prospecto perfecto de la persona ideal para mí? 
Estaban tan equivocada.

Le sigo como siempre, le seguiré hasta su eternidad... o hasta que sepa que es el momento de decirle adiós. Este no lo es, debo esperar un poco más. Voltea y esa hermosa mirada me observa. 

Caminamos a través de ese largo pasillo que conozco de memoria, una parte de esa casa que ahora es mi casa. Llegamos al centro de la galería que él tanto valora, a la que le dedica mas del cincuenta por ciento de su ser. Lo primero que veo es el bastón de cristal, reposa en la estantería del centro.

Sí, es hora. Hoy dejo de ser por completo yo, esa chica que tanto quisieron muere hoy y en su lugar nace lo que él construyó destruyendo todo a su paso, su creación está completa hoy, "yo" estoy completa hoy.

Tomo el bastón entre mis manos, mi mirada se vuelve fría, mi alma, mi piel... todo se vuelve frío.

"A partir de hoy harás todo lo que te ordene, eres mía, mi perfecta y más preciada arma".

Los pocos recuerdos de esas personas desaparecen en un instante... Lo miro, desde hoy... él es mi todo y yo soy su arma.