jueves, 26 de diciembre de 2013

Furia

Su mirada cambió en fracción de segundos.
Podías hacer lo que quisieras con ella, eso le daba igual, aparte sabía que de una u otra forma esa persona lo pagaría.
¿Pero meterse con los que ella quería? Lo siento, pero al primer instante has decretado tu muerte.
-Lo pagaras muy caro... -todo su rostro estaba deformado por la rabia, hasta mostraba los dientes, era como ver a un cazador a punto de saltar sobre su presa.

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No podía negarlo, estaba asustado. Retrocedió unos pasos por inercia; aún cuando su rostro fuera desafiante, la expresión de la chica era intimidarte.
De un momento a otro aparecieron cuatro personas más haciendo un escudo humano entre esa fiera y él.

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-No se metan en donde no los han llamado! -ladró ella.
Ninguno se movió.
-Ja... si eso quieren... -sonrió de lado, una risa macabra nació de su inferior, una risa que los estremeció de pies a cabeza, y aún así... no se movieron.

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A penas pararon unos segundo y la batalla comenzó. Uno por uno comenzó a desbaratarse el escudo protector del chico.
El retrocedía cada vez más, sabía que ella era fuerte, pero nunca se imaginó a qué magnitud... y verla en combate superaba cualquier fantasía, sí, porque ahora eran puramente fantasías, nada cercano a la realidad.

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Su vista divisó de reojo un punto en especial durante la pelea, ahí yacía el cuerpo de la persona que tanto amó. Un dolor inexplicable azotó su pecho, dolía, quemaba, mataba.
Ellos lo pagarían con sus vidas, él en especial, nunca le perdonaría, moriría... eso podría jurárselo.
Un golpe que casi impacta en su hombro derecho logró enfurecerla más.

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-Podrás hacerme todo lo que quieras... matarme si así estás satisfecha -habló con la poca energía que le quedaba.
-Cállate... -siseó la chica, su mirada de odio haciéndose más nítida al pasar de los segundos.
-Pero tu nunca dejaras de ser la mala del cuento... -rió y sintió como le faltaba el aire a causa de la sangre acumulándose en su garganta.
El grito que nació de la chica fue escalofriante, ya estaba fuera de sus cabales; se acercó a él rápidamente, lo levantó de cuello del polo (Dios, de dónde salía tanta fuerza) y lo aventó contra la pared.
Él quedó mudo y más sangre brotó, ese había sido un golpe directo a sus pulmones, ella lo mataría, realmente lo haría.

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-¡No me importa ser la mala del cuento hasta el fin de mis días si puedo presenciar el tuyo! -bramó con odio.
-Hasta parece que me odiaras... -medio susurró el otro.
-Para eso tendría que haberte querido...
Él la miró y una pequeña risa salió de su garganta, una mirada de nostalgia que erizó el cuerpo de la chica, él se perdía en recuerdos del pasado y como si de una mano invisible se tratase, intentaba llevarla a ella también.
-Deseas olvidar el pasado... tu historia...
-No deseo olvidar, idiota, desea no recordar.
-Es lo mismo -tosió de nuevo y botando más sangre, era una imagen deplorable.
-Dicen que las apariencias engañan, nada es lo que parece, que la verdad se esconde en frente tuyo... -su rostro estaba bajo, riendo con odio y dolor, alzó la vista a penas para míralo- no se equivocó.
El chico perdía color, un tono pálido de muerte se reflejaba en su rostro, ella se acercó y sus manos se encontraron con el cuello contrario.
-Somos pruebas vivientes de eso -comentó con el rostro sombrío.
-Eso mismo estaba pensando -el chico intentó sonreír, pero ella le dejó sin aire- fui una muy mala influencia para ti.
-Pagaras por esto, lo juro -en un movimiento rápido sacó una navaja de la chaqueta dispuesta a incrustársela al chico directo al corazón.

***

"Perdón por lo que hice contigo, perdón por fallarte, perdón... si tan solo pudiera decírtelo..." pero no, él no podía dejar su orgullo atrás, moriría a manos de ella sin decirle nada, para qué... eso no la detendría.
Espero a sentir ese filo en su cuerpo, sin querer ya tenía ganas de morir, ya no quería pelear, no valía la pena.
-Hazlo ya... -murmuró.
-¡Adiós!

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