Siempre he pensado que la soledad es la mejor compañía, no
te recrimina, no te pide tiempo, no habla, eres tú y nadie más. Es una vida
simple, a veces demasiado.
El solitario nunca se da cuenta que hay personas que lo
rodean, que esperan una muestra de
afecto de parte de ella, una palabra o un gesto, algo. Lo que los demás no ven
es que el solitario no se da cuenta de los que esperan ellos, porque él
está en su propio mundo y en su mundo solo está él y nadie más.
Lo que no muchos saben es por qué el solitario terminó
siéndolo, solo ven lo que tienen delante y no el interior, el pasado, se enfocan
tanto que olvidan pensar en el por qué.
Nadie nace siendo algo, lo hacen como es, es cierto que uno
puede luchar y ser algo distinto, pero ten cuenta algo, los cimientos ya están
hechos y la única manera de cambiarlos es tirando abajo la construcción,
entonces ¿Cómo echar abajo la construcción de un solitario si éste ni si quiera
te deja entrar?
Sé que hay personas que nos quieren, que se preocupan hasta
cierto punto, pero hay que ser sinceros, personas incondicionales no existen y
a veces se necesitan de esas.
Una persona solitario no se da cuenta que lo es hasta que
pasa, hasta que ve que ya no hay nadie a su alrededor, que ya nadie responde a
su llamado, que ya no es prioridad para nadie, que… ya lo olvidaron y cuando
eso pasa, hacerse ver de nuevo es muy difícil, a veces imposible y solo queda
dejarlos ir.
No hay muchas personas que se arriesguen a entrar al mundo
de un solitario, porque el camino es muy espinoso y pueden padecer en el
camino, porque al entrar a su mundo, lo que realmente estás haciendo es sacarlo
de él y la mayoría de ellos tiene mucho miedo de salir.
Sacar al solitario de su mundo no significa que ya lo
destruiste y que no volverá a entrar, el mundo sigue ahí esperándolo porque él
es el rey, el creador. Y si por azares del destino, él debe volver, el regreso
será muy doloroso y la salida prácticamente imposible, un solitario siempre
desconfía, hasta de sí mismo.
Siempre he pensado que la soledad es la mejor compañía, no
te recrimina, no te pide tiempo, no habla, eres tú y nadie más. Es una vida
simple, pero la más triste de todas.
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