lunes, 29 de junio de 2015

Sentimientos

Habían terminado caminando de regreso a sus casas, el camino era largo, pero algo había hecho que la caminata fuera necesaria, más para ella que para él. Llegado cierto momento ella se detuvo con la mirada perdida en algún lugar que él no podía adivinar, cuando lo vio, la incertidumbre invadió sus ojos y su corazón, y aunque él lo había notado, no fue capaz de decirle algo a la chica que andaba a su lado.
-Siento como si… no fuera a verte por un largo tiempo – dijo ella con una seriedad impropia para el momento. Él solo medio sonrió, una sonrisa que no llegaba a su mirada, Dios, una mirada podía decir tanto, era la única parte del cuerpo que no mentía.
Él se acercó a ella y solo atino a abrazarla, las cosas no iban bien entre ambos, eso quedó claro luego de noche tras noche en las que ella lloraba preguntándose qué había hecho mal y miles de respuestas se le pasaban por la cabeza, algunas con fundamento y otras demasiado descabelladas.
-Pasará lo que tenga que pasar – había dicho él, una respuesta               que hubiera preferido no escuchar; otra vez las ganas de llorar, pero no, al frente de él no lloraría.
Siguieron caminando tomados de brazo, pero el silencio se había apoderado de ellos, muy bien podían haber estado caminando al lado de un extraño, las palabras no fluían, algo definitivamente se había roto entre ellos dos, y ese algo estaba desencadenando lo que parecía ser el fin.
Cuando llegó el momento en que tenían que tomar caminos distintos, un tema que ella realmente no quería tocar, llegó sin ser llamado, y de nuevo tuvo que soportar esa sensación de celos, angustia y miedo dentro de ella, y como siempre, ocultarlo del chico que tenía delante suyo.
-Se parece a mí – dijo él refiriéndose a su nueva compañera – solo me da ganas de ayudarla, necesita de alguien que le de apoyo.
“¿Y por qué tienes que ser tú quien lo haga?” quiso preguntar, pero la pregunta nunca salió, otra vez esas malditas ganas de llorar, pero otra vez se contuvo y con la mejor sonrisa que pudo mostrar miró a cualquier lado menos hacia él, y justo en ese momento algo hizo “click” y la angustia desapareció para dar paso a la rabia que fue dirigida hacia esa intrusa y hacia él.
A lo lejos pudo ver que su bus llegaba, era hora de irse, de separarse una vez más de él, de llorar una noche más, pero por ahora prefería dejar que la rabia la invadiera para que las lágrimas se alejaran de ella. En un movimiento rápido, se empinó apoyándose en el hombro de él y lo besó, un beso que más que cariño o “amor” destilaba reclamo y posesión, al alejarse él la miró con sorpresa por la acción y una pequeña sonrisa divertida se apareció en sus labios.
-¿Te empinaste? – preguntó aun sonriendo.
-Sí – respondió secamente ella con una sonrisa que no combinada con esa mirada llena de rencor – adiós – terminó de decir antes de tomar el bus que la llevaría lejos de él una vez más, le dedicó una última mirada antes de que el bus arrancara, mirada que el sostuvo, y cuando este estuvo en marcha, no pudo soportarlo más y gruesas lágrimas rodaron una vez más por sus mejillas.

Ella lo perdía y no sabía cómo hacer para que eso no pasara, él se alejaba y comenzaba a olvidarla, él estaba saliendo de su vida dejando un vacío que atentaba con tragarse su corazón, bajó la cabeza tratando de ocultar su tristeza limpiando a la vez esas lagrimas traicioneras, no era necesario que nadie más viera lo partida que estaba su alma ahora, además, si él no se daba cuenta… ¿Qué más daba si los demás sí?

No hay comentarios:

Publicar un comentario