El tiempo ha pasado tan rápido que mi vida parece tan solo
un instante. Se ve tan corta que me hace pensar si la estoy aprovechando como
se debe o si he estado, solamente, perdiendo preciados minutos de mi
existencia.
El estar de vuelta en casa me causa una gran nostalgia,
recordar a los que conocí aquí y que ya no están, las que, aún después de tanto
tiempo, mantienen los brazos abiertos para recibirme.
-Recuerda que veníamos a ver el amanecer aquí en vacaciones?
-Cómo olvidarlo, si cunado me descubrieron… qué no me
hicieron…
Una pequeña risa se oyó luego de ese comentario.
-Pero valió la pena.
-Tal vez... pero a ti no te dijeron nada, eso sí es injusto
– reclamé como una niña.
-Estar contigo valía la pena – se escuchó en el aire
combinado con la brisa marina.
-Estar contigo valía la pena… – susurré.
Tantas veces estuve en esta playa, tantas veces estuviste
aquí conmigo, tanta veces… que aún duele que ya no sea así.
-Yo sé que algún día te veré de nuevo – sonreí – por ahora
yo viviré por ti… prometo no desperdiciar mi vida, prometo vivir.
-Es un hecho que nos volveremos a ver, pero en mucho tiempo aún, te quiero, pequeña tonta…
Una suave brisa cálida envolvió mi cuerpo y una lágrima
solitaria surcó mis mejillas, mas la sonrisa no debía desaparecer, porque aunque
él ya no estuviera aquí, yo sí.
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